¿Qué es el Trastorno Obsesivo-Compulsivo?
Es un
trastorno de la ansiedad, cuya principal característica es la presencia muy
frecuente de obsesiones y/o compulsiones. Éstas son lo suficientemente graves
como para provocar innecesarias pérdidas de tiempo, un deterioro en la
actividad general o un grave malestar para la persona.
¿Qué son las obsesiones?
Son ideas,
pensamientos, impulsos o imágenes persistentes que aparecen de forma
involuntaria, indeseada y de las que resulta muy difícil librarse. Son consideradas
intrusas e inapropiadas y provocan mucho malestar, generalmente ansiedad.
Cuando alguien tiene obsesiones se da cuenta de que son fruto de su mente y no
cree que le vengan impuestas desde fuera, como podría ocurrir si fuesen
alucinaciones.
Casi todo el
mundo tiene ideas absurdas, ocurrencias extrañas, pensamientos sin sentido. Es
algo natural. La mayoría descarta estas ideas sin darles ninguna importancia.
Sin embargo algunas personas dan demasiada importancia a esas ideas o
pensamientos absurdos, con lo que hacen que el malestar por tenerlos sea más
intenso. Al asociar esos pensamientos con tal intensidad emocional, las ideas
se fijan y tienden a repetirse y a permanecer demasiado tiempo en la mente de
esas personas.
Las obsesiones
mas frecuentes son ideas recurrentes sobre temas como la contaminación, dudas
repetitivas, la necesidad de tener las cosas según un orden determinado, la agresión, la sexualidad, etc.
Rara vez se relacionan con hechos de la vida real de las personas que las padecen.
Más bien al contrario, suele tratarse de ideas que, por las características
éticas y morales de las personas afectadas, resultan especialmente
inapropiadas. Por ejemplo, una persona muy religiosa podría obsesionarse con
algún tipo de idea sacrílega. Las personas con este problema intentan ignorar o
suprimir estos pensamientos o impulsos, o bien neutralizarlos mediante otras
ideas o actividades.
¿Qué son las compulsiones?
Son
comportamientos, o actos mentales, repetitivos y generalmente excesivos e
innecesarios, realizados para prevenir o aliviar la ansiedad o el malestar que
producen las obsesiones. En ocasiones se realizan con el objetivo de prevenir algún
acontecimiento o situación negativa que obsesiona a la persona, como lavarse
repetida y concienzudamente ante la obsesión de contaminación. Otras veces no están
relacionadas de forma racional con las ideas que deben neutralizar o prevenir,
como por ejemplo santiguarse tres veces antes de pisar la calle para evitar
alguna desgracia.
Las compulsiones
mas frecuentes implican tareas de lavado o limpieza, comprobaciones, demandas o exigencias de
certeza, actos de carácter repetitivo y la puesta en orden de objetos. Es
frecuente que se repitan un número fijo de veces, el llamado número mágico. No
todas las personas que padecen obsesiones tienen también compulsiones, aunque
lo más habitual es que se den las dos.
Algunos datos sobre el TOC en la población general
Se
trata de un trastorno bastante frecuente que sufre entre el 1,9% y el 2,5 % de
la población general, es decir, lo padecen 1 de cada 40 ó 50 personas. La proporción
de hombres y mujeres es casi igual, aunque ligeramente mayor en las mujeres.
Puede aparecer
en cualquier momento entre la infancia y los cuarenta años, siendo lo más
habitual entre la primera adolescencia a los veinticinco años. En los hombres
suele aparecer antes, durante la adolescencia, y entre las mujeres la edad de
inicio más habitual se retrasa hasta los primeros veintes.
¿Cómo es el tratamiento psicológico?
Al tratarse de
un trastorno de la ansiedad es importante enseñar diferentes técnicas de
relajación a la persona afectada. Esto le servirá para ayudarle a un mejor
afrontamiento de la ansiedad que provocan las obsesiones, además de fomentar la
sensación de control que necesitará ir consolidando durante el tratamiento.
Por otro lado
se trabaja sobre la distorsión de los pensamientos de la persona con diferentes
técnicas cognitivas, enseñándole a identificar los pensamientos erróneos o
distorsionados y convertirlos en pensamientos más racionales. Al pensar de una
manera más adecuada se reduce la ansiedad, ajustándose más a la realidad y no
tanto al pensamiento distorsionado.
Una vez
aprendidas estas técnicas, se pasaría a la exposición con prevención de
respuestas. En este momento, la persona ya es capaz de aplicar las técnicas de
relajación y control de pensamiento. De
forma más o menos gradual, en vivo o en la imaginación, siempre dependiendo de
las circunstancias particulares de cada persona, se le presentan las situaciones
u obsesiones que le provocan ansiedad y miedo, a la vez que se le pide que no realice
los rituales o compulsiones. El efecto natural es que las obsesiones vayan
perdiendo el poder de generar ansiedad, hasta que terminan desapareciendo.
En casos
extremos también se puede combinar el tratamiento psicológico con un
tratamiento farmacológico. Lo habitual es que su médico o psiquiatra le
prescriba algún fármaco de la familia de los ISRS (Inhibidores selectivos de
las bombas de recaptación de serotonina). Lo ideal en estos casos es que el
fármaco no elimine completamente los síntomas para así poder realizar el
tratamiento psicológico a la vez.
¿Qué pueden hacer la
familia y amigos?
El apoyo
social es fundamental para ayudar a la recuperación de la mayoría de los
problemas psicológicos. Introducir a familiares y amigos en el tratamiento
puede facilitarlo bastante y aumentar las probabilidades de éxito. Su papel y
funciones serán de lo más diverso, desde la mera comprensión del trastorno, que
aliviará a todas las partes, como la facilitación de un ambiente relajado, el acompañamiento
en algunas exposiciones, la escucha y el diálogo racional, el apoyo emocional,
o favorecer la motivación para mantener el tratamiento.
Jesús Padilla Martín
Jesús Padilla Martín
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